por que no nos da mal de altura en las montañas

¿Por qué no nos da mal de altura en los aviones?

La respuesta que todo aventurero debería conocer

Si alguna vez has subido a un cinco mil o has hecho una caminata en altura, sabes lo que es sentir el famoso mal de montaña: dolor de cabeza, mareo, cansancio… Pero, ¿alguna vez te has preguntado por qué en un avión —aunque vas a más de 10,000 metros de altura— no sientes esos síntomas?

Eso me pregunté yo el otro día y me di a la tarea de investigarlo. 

Hoy te lo comparto.  

La magia (y la ciencia) detrás de las cabinas presurizadas

-¿Las qué?
- Las cabinas presurizadas

La Real Academia  Española define a la pesurización como:

"tr. Mantener la presión atmosférica normal (en un lugar cerrado, espec. en un avión o nave espacial), independientemente de la presión exterior. "

Entonces, aunque los aviones comerciales vuelan a altitudes extremas (entre 10,000 y 12,000 metros), las cabinas están diseñadas para simular una altitud mucho más baja, aproximadamente entre 1,800 y 2,400 metros sobre el nivel del mar.

Esto significa que el oxígeno dentro del avión no es el mismo que al nivel del mar, pero sí suficiente para evitar síntomas de hipoxia (falta de oxígeno).

💡 Tip Teton: ¿Vas a volar antes de un ascenso importante? Hidrátate bien durante el vuelo y evita alcohol o cafeína. El aire seco de la cabina puede favorecer la deshidratación, y eso sí podría hacerte sentir mal… aunque no sea propiamente mal de altura.

¿Y qué dice la ciencia?

Un estudio realizado por Boeing y la Universidad Estatal de Oklahoma reveló que la mayoría de las personas no experimenta síntomas severos durante un vuelo comercial.

Algunas molestias leves —como dolor de cabeza, cansancio o sensación de oídos tapados— pueden aparecer después de varias horas, pero nada comparado con el mal de altura real, que se presenta cuando subimos demasiado rápido a altitudes superiores a 2,400 metros sin aclimatación.

💡 Tip Teton: Si eres sensible a la altura o viajas a un destino elevado, valora llevar un pequeño botiquín con paracetamol o pastillas para el mareo. ¡No está de más prevenir!

Entonces… qué diferencia hay con la montaña?

Cuando subes una montaña —como el Iztaccíhuatl o el Pico de Orizaba—, subes caminando, exponiendo a tu cuerpo a esfuerzo físico, menor oxigenación y cambios de presión sin la ayuda de presurización.

Por eso, el mal de altura puede aparecer rápidamente si no te aclimatas o si te sobreexiges.  En cambio, en el avión, las condiciones están tan controladas que ni sientes la altitud real.
Eso sí…
La cabina no es una burbuja perfecta:

  • El aire es más seco.

  • La presión es un poco más baja que a nivel del mar.

  • Y por eso algunas personas sienten cansancio leve o se les tapan los oídos.

💡 Tip Teton: ¿Después de volar tienes pensado hacer un ascenso? Regálate al menos un día para aclimatarte. El cambio brusco de la cabina al esfuerzo en montaña puede ser más pesado si llegas directo del avión a caminar.

Viajar en avión ≠ subir una montaña

  • En el avión, la cabina está presurizada para simular altitudes donde el cuerpo humano puede funcionar sin problemas.

  • Solo una pequeña parte de los pasajeros experimenta malestares leves después de vuelos largos.

  • El mal de altura real es mucho más intenso y ocurre al ascender a pie en la naturaleza, sin aclimatación.

¿Qué nos enseña esto como montañistas?

Que el cuerpo humano tiene una capacidad increíble de adaptación… y que en la montaña, como en la vida, todo depende de cómo prepares el camino y de saber cuándo es momento de adaptarte.

¡Nos vemos en la montaña! 

 

Y tú, ¿qué opinas?

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